mayo 18, 2017

EL HISTÓRICO CHINO DÍAZ: "LA VOY A PELEAR..."


Hace poco menos de un mes, la noticia del fallecimiento de Cristina Rodríguez, sacudía con fiereza a toda la actividad. Pero había alguien para quien el inesperado deceso de la delegada de Racing, significaba un golpe más duro aún: su marido, Marcelo Díaz.
Hoy, el Chino la está peleando. Y pelea no sólo contra el dolor de no tener más a su compañera. Además, le está haciendo frente a una enfermedad que se le declaró pocos mesas atrás. "Es un tumor en la boca del estómago", cuenta en el diálogo telefónico mantenido esta semana. Sus primeras palabras reflejan la comprensible tristeza provocada por la reciente ausencia del ser amado. "Lo de Cristina me mató", confiesa. Sus frases se entrecortan y el Chino se quiebra. Enseguida, se refiera a la batalla que está librando contra el cáncer. "Estoy bien, lo que pasa que el médico me dijo que tengo que comer para no debiilitarme... y me cuesta".
El Chino se atiende en el Udaondo, hospital especializado en la salud estomacal. Sus médicos, que son una eminencia en el tema, lo están tratando con quimioterapia. El hecho de que pudiera concurrir a tan prestigioso centro, fue un logro de la propia Cristina. Ahora, es Leonardo Barrios quien lo lleva y lo trae de vuelta a la casa. "Leo es un gran amigo. Le estoy muy agradecido por lo que está haciendo por mí, igual que a Gabriel Tancredi", dice. El Chino trabajaba en Lamadrid cuando le detectaron la enfermedad. Luego, siguió concurriendo, pero en forma más espaciada. "Iba los miércoles, pero hace un par de semanas dejé porque bajé mucho de peso y para volver, primero, tengo que recuperar unos kilos", cuenta. Se lo nota apesadumbrado pero pese a todo, con ganas de salir adelante: "No me voy a dejar caer, quiero luchar y ponerme bien. En estos días ya empecé a comer más y estoy un poco mejor", sostiene.
Cuando habla de Cristina, su voz se quiebra. Está viviendo en Avellaneda, en el hogar que compartían. Pero explica que en un par de semanas se mudará a Barracas, "cerca de la casa de Leo Barrios". La tristeza, sin embargo, no impide que aflore en él la cuota de valentía que lo ayuda a mantenerse con la guardia alta. El Chino pide que recen por su reestablecimiento, y que él también lo hace: "Soy muy cristiano". Además comenta que le hace bien que la gente del ambiente lo llame, pues su única familia es la del futsal.
Cerca del final de la comunicación, el histórico  DT y ex jugador de tantos equipos y de la misma Selección (mundialista en Hong Kong 92), ya no tiene el hilito de voz de unos minutos atrás. La charla contribuyó a que se sintiera más animado y optimista. "Yo la voy a pelear, la voy a pelear", afirma. Y no quedan dudas, de que así será...

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