agosto 24, 2015

“QUE YO ESTÉ VIVO, ES UN MILAGRO”


Por un complicado cuadro renal, Guillermo Campos pasó gran parte del 2015 internado. En el peor momento, estuvo al borde de la muerte. Pero zafó. Y hace un par de semanas regresó a su hogar. Allí recibió a La Voz del Futsal, y le contó sus sensaciones. A continuación las reproducimos:  

“Dicen que yerba mala nunca muere ¿no? (se sonríe). En serio, quiero expresar mi profundo agradecimiento a todos los que se preocuparon por mí, ya sea llamándome o viniendo a verme al sanatorio y a mi casa. Voy a nombrar los que recuerdo, pero les pido a quienes no nombro que no se ofendan, no es por mala voluntad sino porque fueron tantos que casi seguro me olvidaré de varios. Pero todo eso es una señal de que uno no ha pasado por la vida inútilmente”.
“Los últimos veinte años he dirigido en forma ininterrumpida y así coseché infinidad de amigos. Me han llamado y visitado jugadores de Sportivo Barracas, Glorias, Alvear, la UAI Urquiza. Dirigentes como Seguí y Corvatta (ambos de Alvear), Pío Fernández (Ferro), Villaverde (Estrella de Boedo), Santoro (Nueva Estrella), Catelani (ex Comisión de Futsal);  técnicos como Coronel (Argentinos), Leo Barrios (Independiente), Toti Iglesias (UAI), Trasancos (ex Lamadrid), Peratta (ex All Boys), Spampinato (Alvear). También Claudio Frino, Osvaldo Yankillevich, Matías Miranda, Patricio Knaudt y la gente de Pasion Futsal... Muchisímos árbitros, como Viñas -que me llama todos los días-, Laballos -que hasta me regaló una camiseta-, Galante, Ghibaudi, Biscay, Toia... Incluso Pachu Peña me llamaba siempre. Lo que son las cosas: él trataba de darme fuerzas a mí. Lamentablemente, se ha ido un gran tipo...” (N. de la R: la AAA lo eligió once veces el técnico más correcto).
“Hubo cosas que me sorprendieron, por ejemplo, que Maranga Peratta me llamara tantas veces desde Mar del Plata, siendo que yo no tenía tanto contacto con él. Además está el caso de gente con la que tuve grandes discusiones, como Frino y Catelani. Todo eso me lleva a pensar las veces que me he peleado sin que valiera la pena. Si alguno he lastimado, le pido perdón”.
“Cuando uno tiene la perspectiva del final, valora más la vida, la generosidad de una llamada. Yo siento que volví a nacer. Me siento más libre de peleas. Hay muchos que no me llamaron, pero les agradezco lo mismo, porque me imagino que igual querían lo mejor para mí”.

“La gente de la UAI, mi club, se portó muy bien. Me respaldaron en todo momento, respetándome el contrato. Ahora espero recuperarme para retomar la función de coordinador, que era la que tenía antes de internarme”.
“Estuve casi cuatro meses en el Sanatorio. Y quince días en terapia intensiva. Pasé un tiempo en coma. Esto último me lo contaron, yo no recuerdo nada. Sólo sé que un día desperté y estaba en la habitación del Sanatorio de la Trinidad. Mi mujer, Alicia, luchó como una leona. Se lo agradezco infinitamente, al igual que a toda mi familia”.
“Ahora tengo que seguir con la recuperación, que es lenta. Pero dicen que voy a andar bien. Lo peor es el aburrimiento. Estar todo el día mirando el techo, pese a que tengo la tele y la lectura. Hay que bancársela. De a poco empiezo a recuperar la movilidad con un kinesiólogo. Voy progresando: camino con un andador, pero ya puedo pararme solo. ¿A la cancha? Hace un par de de semanas fui en la silla de ruedas a ver UAI-Lamadrid, pero me mareaba y volví a casa. Hay que tener paciencia”.
“Que esté vivo es un milagro. Los milagros existen. Yo vengo de una familia católica. Siempre creí en Dios aunque no nunca fui practicante. Pero todo esto me hace sentir más fortalecido espiritualmente”.
De a poco, Campos se recupera. Ante el periodista de La Voz del Futsal, demostró incorporándose de la cama, podía estar parado sin ayuda de su andador. Aún le falta camino por recorrer, pero está mejor. 

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